Cuando en el 2016 creé Tiny Makers, era consciente de que comenzaba un camino de cambio, pero no sabía cuán profundo iba a ser ni a dónde me iba a llevar. Hasta ese momento, trabajaba como abogada en una empresa, bajo relación de dependencia. Hacía principalmente contratos. Mis días se centraban en plasmar en ellos diferentes escenarios posibles y “pensar mal del otro”, a modo de anticipar lo negativo que podría pasar.
Empecé a necesitar un cambio laboral que también fuera un cambio de vida. Siempre concebí al ser humano como un ser integral, donde el cuerpo, el alma y la mente están interconectadas, son un todo; y en ese contexto, lo que uno hace en su ámbito laboral, difícilmente queda sólo ahí. Naturalmente, se traslada a otros aspectos de la vida. Y eso fue lo que me llevó a dejar atrás el Derecho, y comenzar a construir un espacio donde la creatividad y la infancia fueran el centro.
No sé si para ese entonces, yo vibraba en esa energía, pero sí tenía en claro que la quería para mí. Quería estar rodeada de arte, por lo que busqué espacios de expresión como clown… Quería conectar con mi ritmo propio y con el anhelo genuino de mi alma, por lo que encontré un espacio de expresión corporal que invitaba a la instropección y que fue testigo de mis primeros pasos hacia Tiny Makers. Quería generar mi propio trabajo, y con cada taller, fui encontrando un lugar donde crecer, aprender y rodearme de personas que compartían mi pasión por brindar experiencias significativas para niños y niñas.
Para mi sorpresa, ese espacio que poco a poco iba diseñando para las infancias, fue uno que habilitó en mí profundos cambios y un crecimiento personal enorme.
Lo que comenzó como una idea se convirtió en una comunidad. Cada actividad, cada taller y cada experiencia con peques me impulsaron a descubrir facetas de mí misma que desconocía. La creatividad, la empatía y la capacidad de innovar se volvieron parte de mi día a día, alimentadas por la ilusión y alegría de los peques y el equipo maravilloso que me acompaña.
Este año, me encuentro con un nuevo desafío: la maternidad y el trabajo. Creo que la decisión de ser madre fue inconcientemente demorada. ¿Cerraría mi empresa, teniendo peques propios? ¿Será incompatible este nuevo rol de madre con mi ser emprendedora? ¿Querré trabajar con infancias, una vez que tuviera las propias? ¿Perdería la paciencia, la templaza, la mirada atenta, cualidades que tantas vez me ponderan y yo rara vez reconozco en mí?
Todas esas dudas, persisten. Pero a pocos días de convertirme en mamá por primera vez, me llena de felicidad saber que mi hijo crecerá en este mundo que he construido con tanto amor. Se me ensancha el alma imaginando que me acompañará y participará de las Colonias Creativas, de los Talleres Anuales del Club Creativo y de mis Narraciones. Claro que también me genera mucha ansiedad saber cómo se amalgamarán la maternidad y el emprendedurismo, y cómo esta nueva etapa transformará mi visión sobre la infancia y el trabajo con niños y niñas.
Por eso hoy me animo a preguntarte, ¿me acompañas en esta nueva etapa? Ojalá quieras hacerlo. Si desde el comienzo de Tiny, allá en el 2016, formamos comunidad, siento ahora más que nunca la necesidad de continuar alimentando estos vínculos. Somos red, somos crianzas compartidas, somos consuelo y respiro. Te invito a ser parte de este camino.
Y si también buscas un espacio donde tu peque pueda explorar su creatividad, crecer en un entorno seguro y compartir experiencias enriquecedoras, Tiny Makers definitivamente es para vos. Sigamos creciendo juntas: @tiny.makers